Los primeros criollos letrados

La primera generación de criollos letrados se manifestó en el breve periodo transcurrido entre el fin de las invasiones inglesas (1808) y el inicio de la gesta artiguita (1811). En su mayoría clérigos de espíritu liberal, los representantes de este grupo hicieron sus primeros estudios en el colegio San Bernardino de Montevideo y los continuaron en las universidades de Córdoba o de Charcas. Entre ellos destaco José Manuel Pérez Castellano (1743-1815), quien escribió una pormenorizada carta a su maestro de latín en la que describe la vida pueblerina de Montevideo en 1787.



El critico literario Ángel Rama (1926-1983) consideraba este documento «el acta inaugural de la literatura nacional» y denomino a Pérez Castellano «el primer intelectual uruguayo». Otra obra suya, las Observaciones salve agricultura, divulgada por el gobierno para instruir a los agricultores, fue un ensayo surgido de su experiencia de cuarenta anos como cultivador de una chacra sobre el arroyo Miguelete.



Otro notable intelectual criollo fue el clérigo Dámaso Antonio Larrañaga (1771-1848), cronista e historiador que recibió las ordenes en Rio de Janeiro y escribió los Apuntes historio sobre el descubrimiento y población de la Banda Oriental del Rio de la Plata y las ciudades de Montevideo.

Sus preocupaciones pedagógicas se evidencian tanto en la Oración Inaugural de la biblioteca donada por Pérez Castellano como en la fundación de la Sociedad Lancasteriana en 1821. Participo activamente del acontecer político y, como senador, presento un proyecto que fue el germen de la posterior Universidad de Montevideo. Especialista en ciencias naturales, geografía e historia, documento concienzudamente la flora autóctona y la lengua de los chanas, y obtuvo el reconocimiento de dos destacados naturalistas de su tiempo, Aimé Comprando y Atiene Geoffrey Saint-Hilare.

Entre los diarios más importantes de los años centrales del siglo XIX se encuentran El Comercio del Plata, que apareció en 1845, El Pais, que salio a la calle por primera vez en 1853, y El Siglo, que inicio su andadura en 1863. El antecedente de los diarios puramente noticiosos y populares se encuentra en El Ferrocarril, aparecido en 1869, que inauguro el concepto de un periodismo eminentemente informativo y no partidista.



En 1878 vio la luz La Razón, dedicado a las cuestiones religiosas, y casi al mismo tiempo apareció El Bien Publico, redactado por Juan Zorrilla de San Martín. En unos momentos en los que el catolicismo estaba desprestigiado y había pocos sacerdotes y predicadores autóctonos, Zorrilla fundo este periódico confesional, desde el cual combatió las ideas racionalistas, la masonería y el proceso de secularización de la sociedad uruguaya.



En 1880 comenzó a editarse El Plata, diario de la mariana, impulsado por Carlos María Ramírez, quien intentaba la fusión de los partidos políticos. Un afeo después Julio Herrera y Oves fundo El Heraldo.